De nuevo en La Rioja, de nuevo en Logroño, de nuevo en la calle Portales, de nuevo en la intersección con la calle Sagasta.
Estábamos en un agroturismo en la Gipuzkoa profunda y carretera por allí, carretera por allá, día levemente lluvioso, llegamos a Asteasu. Justo en el centro de la población nos encontramos una placita muy cuca y mientras hacíamos la rotonda para volver hacia la A-1, zas, una pilona (bajada, sí, pero pilona). Cámara en mano que iba por otros menesteres, ni tuvimos que parar el coche 2 segundos para hacer la foto.
Volvemos a la capital de Castilla-La Mancha gracias a la Carmele.
Muy cerca de la catedral, en la coqueta plaza del Rey, nos encontramos esta piloncita, recordada como la pilona de Eduard Fernández.
De vuelta en Österreich. Ésta es la calle más cara de Salzburg. Llena de tiendas de ropa, joyas... hasta una típica tienda de artículos de Navidad.
Junto a la playa de Conil de la Frontera se encontró Laura estas pilonas que restringen el acceso a una de las vías principales del pueblo (que te lleva hacia la Torre de Guzmán).
En Taskero, digoo, en Roquetas, en esa playa cuya arena es el mejor callicida del mundo, nos encontramos esta piloncita que restringe el acceso, donde el pelón no fue capaz de resistirse a hacer una expedición de subida.
Tras mucho tiempo y una arriesgada operación de móvil, tenemos esta pilona que fotografió Laura.
En el casco antiguo de la capital de Galicia, junto al mercado de abastos, nos encontramos esta pilona hace casi un año.